Yo odio cuando me despiertan por nimiedades. La niña caprichosa que es mi hijastra otra vez quiere que yo le dé dinero y no tiene mejor idea que despertarme. Caramelo sabe cómo ganar mi simpatía y cuando ve que yo no le voy a dar dinero, ella va directo hacia mi verga. Sentir la suave mano de mi hijastra masturbándome es un regalo del cielo y la dejo hacer mientras yo disfruto. Luego de recibir una mamada espectacular y cogerle el apretado coñito, le pido a Caramelo que me masturbe para eyacular sobre el hermoso culo de mi esposa que duerme al lado mío. La perversa adolescente disfruta hacerlo e incluso limpia el culo de su madrastra sorbiendo el esperma desparramado!